May 11, 2023, 12:47 p.m.
May 8, 2023, 5:22 p.m.
¡Viva el 1º de mayo!
En defensa de las reivindicaciones sociales y democráticas de los trabajadores
Contra la impunidad del franquismo y la monarquía
Desde su establecimiento en 1889 como Día Internacional de los Trabajadores, el 1º de Mayo no es sólo una fecha de conmemoración de las luchas de la clase obrera, sino también la reafirmación de la continuidad de esa lucha por las reivindicaciones en el presente, a escala internacional y en cada uno de los países, en tanto la explotación y opresión de la mayoría social en beneficio de la minoría que detenta el capital y el poder se mantiene y agudiza aún más en los momentos de crisis como la que sacude hoy a todos los pueblos a nivel mundial.
Efectivamente, este 1º de Mayo se inscribe en un momento de crisis económica y sanitaria que ya está repercutiendo en una gravísima regresión en las condiciones de vida y trabajo de forma generalizada, pero golpeando con más dureza sobre los países y sectores más empobrecidos y vulnerables. Sus consecuencias inmediatas han sido la muerte y salud gravemente dañada de millones de personas, con la propagación mundial del Covid19, la desastrosa gestión llevada a cabo por los respectivos gobiernos y el abandono a su propia suerte -con falta de medios hospitalarios y vacunas- a países enteros de Asia, África, Latinoamérica... Una pandemia que coincide con la prolongación de una crisis económica, que ya venía de atrás, pero que ahora se ve disparada y se aprovecha para acelerar los planes que tenían en cartera las grandes empresas multinacionales y los centros del poder financiero para recuperar e incrementar sus beneficios.
Esos planes, en lo que toca a la Unión Europea de la que formamos parte, quedan hoy al descubierto, cuando la pretendida reactivación económica se plantea a base de miles de despidos y mayor automatización de la industria, de una brutal desregulación y precariedad de las condiciones laborales, de nuevos ataques a salarios y pensiones, con una profundización de la desigualdad social y la pobreza… Por su parte, las grandes patronales recurren a la apropiación de los fondos públicos, estatales y europeos, para sanear sus bancos y empresas, en paralelo con exigencias de rebajarse los impuestos a costa del incremento de una deuda pública desorbitada que ya pesa sobre las generaciones presentes y lo harán aún más sobre las venideras.
El Banco de España (portavoz, por lo demás, de las políticas y recomendaciones de la Unión Europea, del BCE, del FMI,…) acaba de poner de manifiesto las duras consecuencias económicas sobre los sectores más precarios y, en particular, alerta sobre el legado económico que van a heredar los jóvenes que, si ya era malo antes de la pandemia, ahora aumenta las incertidumbres sobre su futuro: “a una mayor proporción de jóvenes sin ingresos por el virus (desde el 30% antes de la covid al 35% a diciembre de 2020), se añade “su elevada vulnerabilidad laboral, unos ERTE que les han beneficiado menos por la temporalidad de sus contratos (de los más de 900.000 nuevos parados, unos 700.000 eran temporales)…, dificultades en el acceso a la vivienda, un alquiler que absorbe mayores rentas”...; lo que provoca que hasta un 87% siga viviendo con sus padres a los 26 años…
¿Es este drama social -del que lo anterior es solo una muestra- el que se quiere ocultar en los debates electorales cara al 4M, llevándolos a términos tan huecos e insustanciales como “socialismo o libertad”, “democracia o fascismo”, “odio o convivencia”?…
Claro que hay un problema de democracia que tiene una particularidad en este país: sus propias raíces e historia. Si bien el nazismo y los fascismos fueron derrotados en Europa, aquí el franquismo criminal -que masacró a buena parte de la población y se ensañó con las organizaciones de la clase obrera- se prolongó a lo largo de cuarenta años de dictadura y ha mantenido su herencia en un régimen de impunidad en torno a la monarquía borbónica. Es este régimen de corrupción, de arriba abajo -que mantiene hoy sus ataduras a las viejas familias franquistas y la sumisión a los dictados de la UE, de la OTAN…- el que se alza como obstáculo principal para dar paso a soluciones democráticas a los problemas sociales que afectan a la mayoría de trabajadores y jóvenes, de parados y pensionistas, de mujeres y sectores empobrecidos, de los pueblos que reclaman su derecho a decidir… Si no tenemos corta la memoria, sabemos que el matonismo y la intimidación, de que hoy hacen gala las fuerzas franquistas, no son nuevos y se amparan en la impunidad de que siempre han gozado; ciertamente exacerbados hoy ante una crisis económica y política que pretenden decidir a favor de los intereses cubiertos bajo el manto de la monarquía, ella misma inmune e impune, como lo siguen siendo los crímenes del franquismo.
Al revés de lo que se pretende, las soluciones a las reivindicaciones sociales son inseparables de las demandas democráticas que permitan la prevalencia de los intereses de la mayoría social.
En este 1º de Mayo, en plena pandemia y la amenaza del paro y la miseria sobre millones de personas, es el momento de reivindicar, en primer lugar, los derechos de las clases trabajadoras a una sanidad pública reforzada y en contra de su privatización, a una vacunación rápida y segura, solidarios con la lucha internacionalista por el fin de las patentes y vacunación universal mundial.
Pero, inseparablemente de las medidas sanitarias urgentes, hay que levantar las reivindicaciones que impidan el hundimiento material y moral de millones de trabajadores:
Defendemos el salario, las pensiones y el fin de la precariedad, contra los despidos y la condena al paro a mayores y jóvenes, contra la brecha salarial y la feminización de la pobreza: salario y pensión mínima de 1200 € mensuales, extensible a la garantía del mínimo vital que permita acabar con las colas del paro y del hambre. Defensa del sistema público de pensiones -frente a las medidas regresivas y privatizadoras impulsadas desde el Pacto de Toledo-, vinculada a la derogación de las contrarreformas laborales que avalan la precariedad de los contratos y la bajada de las cotizaciones. Cumplimiento del salario mínimo y de los convenios para los jornaleros del campo, así como para sectores tan desprotegidos como los trabajos y cuidados domésticos, inmigrantes… Garantías del derecho a la vivienda, alquileres asequibles y proporcionales al salario, acabando con los desahucios.
Las luchas por las reivindicaciones sociales de los trabajadores, afirmando sus propias organizaciones de clase (sindicatos y partidos) de forma independiente, deben vincularse a la defensa de los derechos y libertades democráticas. Si ha sido posible derogar el artículo que criminalizaba a los piquetes de huelga, también ha de serlo la derogación de la ley mordaza y todas las medidas represivas contra los trabajadores y los pueblos que demandan el derecho a su libre autodeterminación… Y muy en particular: acabar con la impunidad de los crímenes del franquismo, que el nuevo proyecto de Ley de Memoria quiere perpetuar.
Reivindicaciones sociales y aspiraciones democráticas que plantean la necesidad de abrir camino a una Constituyente Soberana y a la República, que las hagan ley.
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April 23, 2020, 9:25 a.m.
Nov. 20, 2019, 11:04 a.m.