Sept. 7, 2023, 11:39 a.m.
Aug. 30, 2023, 7:24 p.m.
Aug. 29, 2023, 1:39 p.m.
La ocupación del espacio político e histórico del socialismo español por el “felipismo” fue, desde el principio, una operación nacional e internacional que en un sector de la Segunda Internacional llevo a cabo en estrecha colaboración con el aparato de Estado franquista. Y el equipo elegido para dichas tareas fue el del “clan de la tortilla” con conocidos vínculos con Carrero Blanco.
Antes de que el movimiento de reconstrucción de las organizaciones socialistas pudiera tomar forma, el asalto a los órganos de dirección del socialismo tomo la forma de un vaciado de las organizaciones de base, imponiendo a través de los medios de comunicación el “liderazgo indiscutible de F. González”. La libre discusión, y el debate democrático fue sustituido por el ascenso vertiginoso de Felipe al Gobierno (“somos un partido de gobierno”) cobrando cuerpo el dirigismo vertical de un aparato todo poderoso, sobre financiado y respaldado por los mismos medios de comunicación de la época. El cesarismo felipista sustituyo durante muchos años la libertad de discusión y la toma democrática de decisiones, mediante un presidencialismo totalizador. Lo que venía a romper con las mejores tradiciones socialistas y de la socialdemocracia en general. Desde las alturas del régimen de la dictadura, que ha realizado su traspaso de poderes al Borbón criado en el Pardo, lo que se busca es un complemento político a los débiles partidos de ocasión que surgen del deshecho movimiento nacional, y ese complemento para su estabilidad política lo encuentra en F. González y sus renovadores.
El largo periodo que va de 1982 a 1996 los gobiernos monárquicos y burgueses, que venían de abandonar el marxismo, es decir de abandonar el socialismo, tiene por objeto someter a los pueblos de España a la OTAN y la Unión Europea bajo la bandera de la representación de los intereses de la Monarquía y de su Corte de banqueros. La historia del “felipismo” como fraude al socialismo es la de un cambio político y social que se promete en cada campaña electoral, cambio que nunca llega. La derrota electoral de 1996 conllevó la misma renuncia a la secretaria general. En 1977 en el XXXIV Congreso desaparecen a la par (“dos por uno”) de la dirección del PSOE tanto F. González como A. Guerra, que habían practicado una dirección complementaria de reparto de papeles durante quince años, abandonando como consecuencia de la pérdida del gobierno. El “felipismo” trato de heredarse así mismo, como si de una monarquía se tratase, eligiendo al exministro Almunia como Delfín continuador para dichas políticas. La defensa incondicional de la razón de Estado y la impunidad de los crímenes del franquismo fueron los grandes logros reaccionarios de los gobiernos del “felipismo”. Justificando, que la existencia del Estado de derecho se complementa con las cloacas policiales y militares, con el Gal y sus crímenes, con la corrupción institucional y de los partidos y sindicatos oficializados. Estableciéndose formas de complicidad con el narcotráfico internacional.
Se identifica a los gobiernos de F. González con la construcción de un Estado de Bienestar, con la universalización de la sanidad y la educación , y el acceso a la universidad de hijos de trabajadores, y la implantación de pensiones no contributivas… sin tener en cuenta que dichas concesiones formaron parte de un plan de integración de los sindicatos y partidos obreros a la razón de Estado, y que fueron esos mismos gobiernos, en colaboración con la burguesía y con los partidos de la derecha, los que sembraron las condiciones de la privatización de los grandes servicios públicos.
La influencia sobre el Estado español de los gobiernos de Reagan y Thatcher, y la retórica reaccionaria sobre los supuestos milagros del mercado., se dejaron sentir con políticas de ajuste y saneamiento, que favorecieron las rentas del capital frente a las rentas del trabajo. El eje de las políticas económicas de los gobiernos de González era propio de los liberales, pero no de los socialistas:” menos regulación =más modernización=más crecimiento y empleo” Comenzando con las políticas de precarización del empleo y los salarios, por las contrarreformas del sistema de pensiones públicas. Adaptando los sindicatos a los planes del Estado y de la burguesía mediante su integración al sistema. Medidas de contrarreforma que nada tenían que ver con las políticas clásicas de la socialdemocracia. Y, ya en aquellos años se sabia que en Ferraz nada se decidía seriamente, que todo se fraguaba en la Moncloa, es decir que los gobiernos burgueses y monárquicos de González, eran fieles servidores de la política de Estado, y que como consecuencia neutralizaban y destruían el socialismo como movimiento emancipador de los trabajadores.