Sept. 7, 2023, 11:39 a.m.
Aug. 30, 2023, 7:24 p.m.
Aug. 29, 2023, 1:39 p.m.
Espacioindependiente nº 521, jueves 10 de agosto, 2023
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La desglobalización
Los pueblos de África se ponen en pie contra el imperialismo francés
Dos acontecimientos políticos internacionales de actualidad merecen nuestra reflexión. Primero: El gobierno de la señora Meloni en Italia anunció el martes día 8, de manera inesperada, un nuevo impuesto tendente a gravar los inmensos beneficios extraordinarios de los bancos. Y por ello anunció un gravamen temporal del 40% sobre el margen de interés neto (una medida de los ingresos que los bancos obtienen de la diferencia entre los tipos de interés de los préstamos y los de los depósitos). El gobierno italiano justificó la medida diciendo que “dicha recaudación se destinaría a la compra de hipotecas y a los recortes fiscales”. La subida de los tipos de interés del dinero está ahogando a los hipotecados y a las pequeñas y medianas empresas. Las cotizaciones de los bancos cosecharon importantes pérdidas, y en pocas horas los bancos italianos perdieron hasta 8.538 millones de euros de sus cotizaciones en Bolsa. Mientras que el referido impuesto extraordinario no habría logrado llevar más de 2.000 millones a la Hacienda pública.
La reacción financiera al impuesto se extendió por toda Europa, y afectó a bancos españoles como el Santander y Bankinter. Situación que llevó al gobierno italiano a modificar a las pocas horas el impuesto a los bancos, y reducirlo al 0,1 de sus activos totales. Todas las alarmas sonaron en las entidades financieras europeas, obligando al gobierno de coalición parafascista italiano a retroceder de inmediato. La estabilidad financiera y de la misma Unión Europea estaba en juego.
Segundo: La situación de saqueo de la Amazonia ha sido discutida en una reunión entre los presidentes de Brasil y de Colombia, previa a una cumbre a celebrar entre la Unión Europea y Mercosur. Las prospecciones petrolíferas que destruyen el medio ambiente y obligan al desplazamiento de la población que ocupa estas tierras, era una de las cuestiones que estaban puestas sobre la mesa. El Presidente Lula, que venía de reunirse con la golpista presidenta de Perú, se niega a responder en positivo a la exigencia de que se prohíban las prospecciones petrolíferas. La población indígena de la Amazonia sufre en primer lugar las consecuencias de las grandes multinacionales que utilizan medios extractivos que destruyen el medio ambiente, del que se considera principal pulmón del planeta, la Amazonía.
Ambos acontecimientos tienen que ver con eso que llaman “globalización”; interdependencia económica y financiera entre países y continentes sometidos a los intereses de los amos del mundo, a una creciente desigualdad social y económica, de intereses contradictorios, que conocemos en forma de procesos de crisis de la economía mundial, que los partidarios del capitalismo y del imperialismo la califican de “modernización”.
Ambas noticias, cada una a su manera, expresan formas de la crisis de globalización, tal y como ha sido entendida. Es evidente, que el primer síntoma de la crisis de esta forma de poder y dominación mundial es la desglobalización y la guerra; en particular la guerra de Ucrania, que enfrenta de una parte al bloque occidental de los EEUU y la OTAN, y de otra, un bloque oriental de países, cuyo principal actor es Rusia.
La guerra comercial y monetaria de la última década, cuya mejor expresión la tenemos en la crisis financiera de 2008, aún no superada por un carrusel de quiebras bancarias, es uno de los grandes precedentes de la actual situación internacional.
La inversión de capitales entre EEUU y China era de 30.000 millones de dólares anuales hasta hace cinco años, reduciéndose ahora a unos 5.000 millones. Las rivalidades políticas y económicas tienden, sin embargo, a resolverse sobre el terreno militar y armamentístico por el dominio y nuevo el mundo. A principios del siglo XX se manejaba la ilusión de que la interacción económica entre las grandes potencias era ya de tal dimensión, y en la medida que una economía dependía materialmente de las otras, los conflictos y la competencia no podía desembocar en una gran guerra. Dos grandes guerras mundiales vinieron a desautorizar todas las falsas ilusiones de crecimiento pacífico.
Hemos de entender que la “globalización” no es un término política y económicamente neutral, que tan solo nos vendría a ayudar a entender la situación mundial. Los apologistas del término hicieron uso y abuso del mismo a partir de la década de los años 90, del hundimiento de la URSS, y de la colaboración económica establecida entre EEUU y China. La teoría está vinculada a los teóricos de la colaboración interimperialista de la Segunda Internacional y del Partido Demócrata norteamericano. En ese sentido globalización es el término que describe el imperio del capitalismo y del dios mercado sobre cualquier demanda de igualdad y justicia social en cualquier parte del mundo. El capitalismo y el imperialismo tras la caída de la URSS han sido, en particular, el de la sobreexplotación, la recolonización de los pueblos, el de las crisis financieras encadenadas, y el de las guerras continuas de saqueo. Aunque, todo ello, se trata de falsear con un barniz cosmopolita y modernizador, que siempre ha acompañado como falso señuelo a la explotación capitalista y al dominio de la propiedad privada de los medios de producción y cambio.
La desglobalización como crisis del sistema capitalista afecta a países y territorios muy diversos, unos muy desarrollados y otros muy atrasados (los dedicados al saqueo de las grandes empresas multinacionales) de sus recursos minerales, como es el caso de la Amazonía… En tanto que millones de personas huyen del paro y la miseria, cuando no de las guerras, tal es el caso de países sometidos de América Latina y de África. En estos días asistimos a la amenaza generalizada de guerra de recolonización imperialista por parte del Estado francés contra países del Sahel, países que se han puesto en pie rompiendo con los compromisos neocoloniales a los que fueron sometidos desde tiempos de De Gaulle. Níger, Guinea Conakry, Burkina Faso, Mali y otros países han constituido un frente de resistencia antiimperialista en común frente a la amenaza de intervención militar.
La comprensión del significado del imperialismo como parte final del desarrollo del capitalismo, que surge de las contradicciones del mismo modo de producción, nos debe ayudar a entender los grandes conflictos mundiales por el control y reparto del mundo. La política de Estado debe ser entendida como parte integrante del conflicto entre países y grandes potencias, y aquellos que exageran el papel del mercado niegan, de otra parte, la realidad del Estado y de las fronteras nacionales. Los globalistas o globalizadores sitúan la economía capitalista y el Estado en planos yuxtapuestos, cuando el Estado no es sino una creación histórica del capital de acuerdo a sus necesidades. La interacción entre el poder económico y el estatal es una característica de la competencia imperialista entre Estados.
En los años 70, cuando se comenzó a establecer la teoría de la globalización, la burguesía buscó desnacionalizar, privatizar cuantos recursos pudiese, impulsada por las entidades internacionales del imperialismo norteamericano, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a fin de superar el descenso de la tasa de ganancia con nuevos nichos de negocio para sus capitales.
El dominio de los EEUU en la esfera mundial no viene de ningún mandato divino, sino de la misma victoria militar contra sus competidores a los que sometió a la más humillante de las derrotas, y a la ocupación militar permanente (tal es el caso de Japón y Alemania). Y precisamente lo que está en quiebra a nivel internacional es ese dominio imperialista sobre el mundo entero.
July 25, 2019, 7:57 p.m.
Oct. 3, 2022, 6:28 p.m.