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Guerra y revolución

Espacioindependiente nº 295, jueves 21 de febrero, 2019 http://elespacioindependiente.wordpress.com/:f:info.espacio.independiente

 

Guerra y revolución

Alerta política y militar en las fronteras venezolanas

El “presidente encargado” por Trump de preparar las condiciones políticas de un ataque frontal contra el pueblo de Venezuela viene exigiendo a los jefes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que se pongan a sus órdenes. Ha comenzado por solicitar su colaboración en el ingreso de la supuesta “ayuda humanitaria” enviada por el gobierno de EEUU a las fronteras de Colombia y Brasil. Llama también al pueblo a dirigirse a los cuarteles para pedir comida y medicinas, habiendo establecido para ello un ultimátum que vence el próximo 23 de febrero. El gobierno de Maduro califica la operación de provocación, destinada a justificar una “intervención militar”.

El papel de los EEUU, como “gendarme imperialista mundial” desde la Segunda Guerra Mundial, viene condicionado por la crisis mundial del capitalismo y por la misma situación en la que aparece la presidencia de Trump. Como consecuencia de décadas de ocupación militar de otros territorios, los ejércitos USA están hoy en día implantados en 180 países del mundo, a los que pretenden controlar y ocupan de hecho con unos 200.000 militares. Las tropas mejor armadas y preparadas como ejércitos de ocupación e intervención.

En un reciente informe presentado al Congreso estadounidense por Trump, se destaca que de todos los puntos que ocupan las bases militares existen acciones armadas generalizadas en siete de ellos, comenzando por Afganistán, donde las tropas de intervención llegaron a raíz del ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2011 en Washington y Nueva York, y que se ha convertido en la guerra más larga de la historia de los EEUU. Las tropas USA en las guerras de Irak, Siria, Yemen, Somalia, Libia y Níger completan el capítulo intervencionista actualizado del Pentágono en conflictos armados. Las guerras de intervención y de destrucción de países enteros se ha convertido para los USA en una verdadera tela de araña: no logran ganarlas del todo, no quieren perderlas y tampoco consiguen acabarlas. Libia es un buen ejemplo del callejón sin salida en el que se encuentran las políticas imperialistas destinadas al saqueo, que destruyen todo lo que de civilización se encuentran por medio.

Recodemos que Libia era el país con el PIB per cápita más alto de toda África. Siete años después de la intervención militar de occidente, se ha establecido una guerra de todos contra todos entre bandas que saquean las reservas petrolíferas con el consiguiente caos político y económico. Las diferentes facciones armadas se reparten el botín en representación de tal o cual gran burguesía exterior, que actúan como compradores de crudo, mientras la población sufre inseguridad y miseria. Y Libia en su conjunto sufre una situación de ruina. ¿Eso es lo que se prepara por parte de los EEUU y sus aliados en Venezuela?

“América primero” y “América para los americanos” sintetizan en pocas palabras las doctrinas hegemonistas que alimentan las políticas de intervención y de guerra de los USA contra los pueblos el mundo. “América primero” era hasta ahora su bandera de la competencia económica y monetaria que, de pronto, le permite girar sobre Venezuela, donde se encuentran las principales reservas del mundo de petróleo, para establecer en su territorio el principal campo de operaciones de recolonización.

El gasto militar innecesario se multiplica, aunque con el existente ya se puede destruir cientos de veces el planeta; y está dirigido por las grandes empresas del complejo tecnológico-militar USA: un tremendo negocio que alcanzó la cifra de 1,6 billones de euros en 2016. A través de su papel dirigente en la OTAN, los EEUU imponen el aumento del gasto militar de los aliados. En el capitalismo imperialista, la guerra y la fabricación de armamentos se ha convertido en un interés económico en sí mismo. Desde el primer día de su mandato, Trump declaró: ”Desde este día, volveremos a ser América primero, América primero” (como si en los EEUU no se hubiese aplicado con anterioridad dicha doctrina), … juntos volveremos a hacer América rica otra vez”. Es la política basada en la guerra económica y comercial contra todos los demás, destinada a favorecer al gran capital financiero norteamericano y a sus socios.

“América para los americanos” fue la consigna central de la doctrina Monroe (presidente de los EEUU en 1823), pieza fundamental de la política exterior de los EEUU en relación con Latinoamérica, según la cual cualquier intento de intervención de otra potencia en el continente americano será respondido por los EEUU. Con eso se pretendía evitar que ninguna otra potencia intentase ocupar el vacío dejado por el hundimiento del imperio español y portugués.

Las guerras del capitalismo en su fase imperialista están destinadas en última instancia a tratar de mantener el “orden mundial”, en torno al mercado mundial, destruyendo la riqueza social incompatible con las fronteras y los Estados. Orden mundial que se encuentra quebrado por sus propias contradicciones, y es al gobierno de los EEUU al que le corresponde, por ser la principal potencia, las principales tareas contrarrevolucionarias de destrucción de riqueza. El concepto socialista del imperialismo deviene de la comprensión universal del sistema capitalista en su fase senil (que combina al más alto nivel toda su fuerza y toda la debilidad), y que comporta la necesidad de organizar desde todos los países la lucha más enérgica contra la guerra y el militarismo.

En relación con este aspecto de debilidad del sistema imperialista de su época, Rosa Luxemburgo escribirá: ”Este militarismo alemán tan orgulloso, que según Bismarck no teme sino a Dios, este militarismo que cree amedrentarnos adoptando la forma de un coloso de hierro y de acero, rutilante de armamentos de arriba abajo, este coloso tiembla ante la sola idea de que doce soldados puedan amotinarse. Se tiene la impresión de que una manifestación socialdemócrata podría provocar el derrumbe de todo el imperio alemán”.

La Primera Guerra Mundial permitió la redistribución de posiciones de las nuevas fuerzas financieras, militares y económicas, surgiendo la primera gran revolución social en Rusia. Después de la Segunda Guerra Mundial se produce el desmoronamiento del sistema colonial en Asia y África, relacionado con los avances de los trabajadores en Europa, para tratar a los países formalmente independientes como semicolonias con la ayuda de sus propias burguesías nacionales. El imperialismo o el capitalismo en su fase final está empujado por la necesidad absoluta de los principales países de entrar en la competición monetaria, productiva y comercial…, en defensa de los intereses exclusivos de sus propias burguesías. El pacifismo no responde, por ello, a dar solución a esta deriva del capitalismo: la única lucha eficaz es la del internacionalismo que combina la lucha contra la guerra y sus consecuencias con la misma revolución social.

  • Feb. 21, 2019, 1:56 p.m.

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