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Especulación y competencia con los tratamientos y vacunas

 Guerra comercial: pandemia, recesión…

Especulación y competencia con los tratamientos y vacunas

 

En estos días se pone de relieve -pese a la guerra de cifras contradictorias que estamos conociendo- que los ingresos hospitalarios por la pandemia del coronavirus están a punto de alcanzar, en  segunda ola, los peores datos conocidos, tanto en número de  afectados como de fallecimientos. En pocos días se  puede superar lo que supuso la primera ola iniciada el pasado mes de marzo. Lo que nos da a entender que la salud pública en España está siendo particularmente perjudicada por los efectos de una incompetente gestión sanitaria de las administraciones públicas, sometidas a los intereses de las empresas privadas y a leyes privatizadoras; renunciando a presupuestos extraordinarios que pudiesen reforzar, de forma adecuada, a la sanidad pública frente a los negocios de la privada.

La desatención médica, las listas de espera interminables, la falta de medios de prevención, no hacen sino agravar los efectos dramáticos de la pandemia entre los sectores más expuestos de la población y, en particular, a los internados en residencias de tercera edad.

El desmantelamiento de la Atención Primaria, la no extensión de los test, y la general  ausencia de  rastreadores, han sido las consecuencias nefastas de la falta de financiación y medios, a lo que se ha unido las prisas oficiales en el pasado mes de junio por relanzar el turismo, convertido por exigencias de la UE en industria básica nacional. Detrás de este contexto de no soluciones sanitarias y de salud pública, no hay otra cosa que el intento de salvar los negocios de los grandes propietarios de la economía (es decir el régimen de explotación de unos pocos) con nuevos nichos para la corrupción. Y todo ello en detrimento del derecho a la seguridad y a la salud de todos, de lo que dependen los derechos sociales, la vida y el trabajo.

¿Un sistema sanitario colapsado? En entrevista concedida al diario El País, la diputada de la Asamblea de Madrid, Mónica García, de Más Madrid, que se ha convertido en portavoz de las demandas sociales y sanitarias de la población contra las provocaciones del Gobierno de la Comunidad de Madrid, responde de esta manera a la pregunta ¿Qué quiere decir que el sistema está colapsado? R. “Un sistema colapsado es aquel en el que tú llamas a tu centro de atención primaria y no te pueden atender, es aquel en el que te iban a operar en marzo y todavía no te han operado, es aquel en el que llegamos tarde a todos los pacientes vulnerables. Esto es lo que pasa. Un médico no puede ver a 100 o 120 pacientes al día. Hoy te dan cita para vacunarte de gripe para el 21 de diciembre…”.

Evidentemente, la situación que describe Mónica García no es solo la realidad de lo que sucede en la Comunidad de Madrid, sino y también el día a día de otras muchas Comunidades; y más allá de nuestras fronteras, la situación de muchísimos países.

El alcance de la recesión económica y de la regresión social bate récords históricos. Cuando la crisis financiera de 2008 aún coleaba, y la contrarreforma social se había instalado contra los derechos y conquistas sociales de los trabajadores, nos metimos de sopetón e internacionalmente en una crisis cíclica provocada por las medidas de parón económico frente a la pandemia. Con el hundimiento de la oferta y la demanda, lo que empezó siendo una crisis por la falta de oferta se transformó rápidamente en ausencia de demanda en tanto que el confinamiento había hundido una buena parte del consumo: la crisis cíclica más grave desde la depresión de 1929 y de la misma Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La destrucción masiva de puestos de trabajo y de empresas se está tratando por los gobiernos con las recetas del FMI, con el aumento generalizado de la deuda pública, con subvenciones multimillonarias a empresas y bancos de una parte, aliñadas  con medidas  parciales de sostenimiento de parados coyunturales y crónicos, de otra. La pandemia ha venido a  acelerar las diferencias entre las clases. El Fondo Monetario Internacional estipula una caída del 3% del PIB mundial (el 12% en España). La barra libre de dinero para bancos y grandes empresas no llega a sectores importantes de la población, y ello pese al bajísimo interés del dinero, que en algunos países llega a ser negativo.

La duración de la pandemia, indeterminada a día de hoy, es una de las claves de todos los pronósticos acerca de la posible recuperación económica y de los posibles ritmos y formas de dicha recuperación. El capital, ante la parálisis inversora, está dirigiendo su actividad hacia las formas más especulativas, en una carrera contra reloj por las medicinas más eficaces y costosas para su tratamiento, y en la más descarnada competencia por obtener la vacuna que nos salve del virus.

La competencia y el pelotazo económico que comenzó con las mascarillas, los respiradores y la misma vestimenta protectora de los trabajadores sanitarios…, se ha extendido a la producción del “Remdesivir” como tratamiento más apropiado para los infectados, y sobre todo de las vacunas anti-covid-19.

Antes de las elecciones norteamericanas, la administración Trump, mientras acusaba a China de ser responsable de la pandemia, acaparaba toda la producción de “Remdesivir” (500.000 dosis) estableciendo un contrato cerrado de monopolio con un  precio abusivo de 390 dólares la dosis, y de 2.340 dólares el tratamiento de cinco días, cuando el precio de producción que la propia multinacional señala es de 6 euros unidad. Un verdadero atraco a la salud pública aprovechando la pandemia para acumular inmensos beneficios para las multinacionales. Sabido es que en EEUU está prohibida por ley la regularización de los precios de los medicamentos, que son financiados por el Estado, pero cuyo beneficio es totalmente privado.

Medicamentos y vacunas que vendrán a crear una desatención sanitaria por falta de presupuestos que puedan hacer frente a los precios especulativos de los mismos, y al mismo tiempo la acumulación de una inmensa deuda pública impagable.

Por ello se ha agravado la guerra entre multinacionales y empresas farmacéuticas de diferentes países, entre los mismos Estado con múltiples proyectos de vacuna, con 129 proyectos iniciales que parece que con el tiempo se han reducido a  8, que son los mejor financiados. Sea como sea, tanto para el tratamiento médico adecuado del covid19 como para la vacuna, queda un largo camino lleno de obstáculos que podría allanarse con la colaboración internacional. Tratamiento y vacuna que sólo llegarán a una parte de la población. Por lo que la lucha por una sanidad pública y de calidad, y la  necesaria nacionalización de las empresas farmacéuticas privadas, permitiría medicamentos y tratamientos adecuados para todos, exigencias sociales y democráticas que se constituyen en nuestros días en demandas decisivas para salvar la humanidad de la pandemia.

Espacio Independiente nº 382   (colectivo de trabajo e información vinculado al PSLF)

 https://elespacioindependiente.wordpress.com/:f:info.espacio.independiente

  • Nov. 12, 2020, 12:11 p.m.

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