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Cumbre de Davos

Cumbre de Davos:

Una vuelta de tuerca más de las políticas de recesión y guerra

 

En la estación de recreo suiza de Davos se ha vuelto a reunir el denominado Foro Económico Mundial; reunión de los amos del mundo y/o sus representantes políticos, para debatir y tomar medidas que luego son aplicadas por los organismos internacionales y gobiernos del mundo.

En el ambiente de esta 53ª edición pesa la idea de que la acumulación de tantos y tan graves problemas, que el actual sistema económico internacional (de la propiedad privada de los grandes medios de producción y cambio) no es capaz de resolver, llevan a la humanidad a una gran crisis. Unos 1.500 representantes de grandes empresas y multinacionales y gobernantes de numerosos países se reparten la tarta. Sin haber acabado la pandemia del Covid y sus efectos mortales para sectores desfavorecidos de la población, los amos del mundo y señores de la guerra deciden políticas de destrucción económica y social:  guerras, que ocupan el primer plano de la situación mundial, como la guerra de Ucrania, que se agrava y amenaza con un conflicto nuclear internacional.

Una encuesta realizada por el mismo Foro Económico Mundial puso de relieve que la mayoría de los representantes de las grandes multinacionales están convencidos de que nos precipitamos a una nueva recesión global, y que por ello se multiplican los precios de sus productos, recortando los gastos y derechos sociales de los trabajadores, tratando así la burguesía de hacer sus negocios más rentables. Situación que afecta a la mayoría de las grandes economías de Estados Unidos, China y Europa…, y a los países dependientes del sistema financiero internacional. La recesión aparece en primer lugar con la destrucción de empleo, con el aumento de los tipos de interés; fomentando una nueva brecha de la desigualdad social entre las clases, entre hombres y mujeres, entre países.

El lema de esta reunión internacional en Davos es el de “Cooperación en un mundo fragmentado”, cooperación de la que quedan excluidos los jerarcas rusos de los negocios y sus representantes políticos. La directora del Fondo Monetario Internacional viene de advertir que un tercio de la economía mundial podría sufrir una recesión este mismo año 2023. La guerra económica y comercial contra Rusia, que concita la mayoría de la actividad de las grandes potencias -excepto China e India-está determinada por el beneficio añadido de las multinacionales norteamericanas. La Unión Europea viene de aprobar el noveno paquete de sanciones contra la economía rusa; medidas que están repercutiendo en la subida de precios de los carburantes y, en cadena, de la mayoría de los productos alimenticios, mientras se da conocer el gran negocio que para los EEUU supone las sanciones a Rusia. La India está comprando diariamente 1,7 millones de barriles de crudo ruso; producto que se refina en la India y que se vende a los EEUU.

De todos es conocido que EEUU obliga a Europa a comprar su gas licuado, para lo que se ha llevado a término la voladura clandestina de los gasoductos rusos que traían gas a Europa (Nord Stream 1 y Nord Stream 2), en una verdadera operación de sabotaje económico, cuando el gas ruso se vende a un precio tres veces más bajo que el gas norteamericano. Por ello cuando se habla de la recesión económica impuesta, a menudo se olvida que hay grandes potencias, cómo es el caso de los EEUU, que, para mantener sus privilegios en el mercado internacional y hacer valer su papel de gendarme imperialista mundial, necesitan imponer a otros países la recesión. De forma que los primeros afectados por la guerra económica están siendo los pueblos de Europa, como también de forma indirecta por la misma guerra de Ucrania. La gran víctima del conflicto es el pueblo ucraniano, y en menor medida el ruso, que soportan la guerra directamente y contabilizan millones refugiados, así como muchas miles y miles de víctimas…

Pedro Sánchez ha acudido a Davos para una nueva representación de la política de la revolución de palacio, llamando a los amos del mundo, señores de la guerra, a fortalecer el sistema de dominación y explotación internacional, que define como el “reforzamiento de la arquitectura internacional”. Dice comprometerse en la defensa de la salud frente a la pandemia, la continuación de la guerra de Ucrania y de la crisis energética y la seguridad alimentaria. Señalando que “contamos con un plan de reformas estructurales en marcha, que ya ha invertido más de 43.000 millones de euros procedentes de los Fondos europeos”. Dichas inversiones van dirigidas a salvar los balances de grandes empresas multinacionales, pero donde no hay ninguna reforma estructural que merezca tal nombre: la explotación, la desigualdad social y la precariedad no hacen sino crecer.

 Las palabras de Pedro Sánchez en Davos ante la élite de los negocios esconden las políticas que implementa: nada dice de la  privatización de la sanidad y de  las pensiones, de los gastos militares con los que contribuye al dictado de la OTAN de seguir la guerra; sin tomar medidas serias que ponga término a la multiplicación de los precios de los alimentos, cuando, por contra, su gobierno podría  tomar medidas para dar satisfacción a las necesidades sociales que la mayoría que exige: la subida general de los salarios y las pensiones, para hacer frente a la subida de los precios de la cesta de la compra y de los alquileres que aumentan de forma especulativa.

Sánchez, ha tenido en Davos reuniones con altos ejecutivos de empresas españolas y de multinacionales en general, suscitando el interés de los mayores fondos de inversión del mundo, muy interesados en hacerse con más propiedades inmobiliarias y extender su presencia en otros sectores como la sanidad. Los Fondos buitre y los Bancos son sin duda los más interesados en las políticas de privatización de recursos y sectores públicos. 

En Atenas, durante el funeral del rey Constantino de Grecia, depuesto por voluntad popular expresada mediante referéndum, se ha conocido una nueva entrega de la comedia de la Familia Real española. Numerosos miembros de la realeza europea, sobre todo de aquellas familias que han perdido el poder en sus países, y otros aún el poder como es el caso de la Familia Real española, estuvieron acompañados de numerosos aristócratas y grandes empresarios, como los titulares de los principales astilleros griegos, participando en los funerales. El Estado griego se ha negado, pese a las presiones recibidas, a convertir el funeral del ex rey en un funeral de Estado. Sin embargo, se hicieron presentes en el acto varios ministros del gobierno, y también la presidenta de la república, Katerina Sakelaropoulou, quien fue ostensiblemente abucheada a la llegada al funeral.

La familia Borbón y Grecia quiso presentarse unida en el país de origen de la Reina Emérita. Los medios de comunicación españoles se mostraron muy interesados en hacer ver que existe un monarca corrupto y un monarca limpio; la idea de un divorcio político entre los eméritos y los reyes actuales. Ocultando, por ello, los saludos fraternales entre el Emérito y su hijo Felipe VI, y demás miembros de la familia real. La cuestión de la limpieza política para quienes ostentan la Jefatura el Estado pasa por el juicio político y penal contra los delitos que se denuncian y no por el abrazo o la división de la familia real. Justicia y democracia es lo que se demanda.

En Grecia, como en España, los pueblos no quieren jefes de Estado impuestos por sangre. Demandan el derecho a decidir de acuerdo con sus necesidades y aspiraciones.

ESPACIO INDEPENDIENTE

  • Jan. 20, 2023, 11:14 a.m.

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