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El contenido político del movimiento feminista

Espacioindependiente nº 297, jueves 7 de marzo, 2019 Corriente politica afiliada al PSLF

El contenido político del movimiento feminista

¡Adelante en la movilización por las reivindicaciones que demandan acabar con el sistema de explotación y opresión!

De los movimientos sociales y políticos que destacan en nuestros días, tanto por su amplitud como por su profundidad, cabe destacar el movimiento feminista, formado esencialmente por mujeres y jóvenes trabajadoras y estudiantes, y apoyado por sectores de hombres partidarios de acabar con toda desigualdad.

La historia del feminismo, es decir, de la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, es la historia de la revolución desde abajo, de los sectores más explotados y oprimidos de la sociedad. Al calor de la Revolución Francesa, que acabó con la monarquía para abrir la puerta a la “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, las primeras oleadas de mujeres participaron de forma activa en la lucha contra el absolutismo e iniciaron un movimiento destinado a que el avance histórico no quedará limitado a los varones. La “Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano” en su alcance universal obviaba los derechos de la mujer. El Código Civil francés de 1804, el Código de Napoleón, que se extendió a buena parte de Europa, vino a cerrar el círculo de la exclusión de la mujer, estableciendo por ley que las mujeres eran “legalmente incompetentes”. El Código Penal estableció los delitos de adulterio y aborto: a todo efecto, ninguna mujer era dueña de sí misma y todas eran desposeídas de lo que la nueva ciudadanía aseguraba: la libertad de todos los ciudadanos.

El movimiento sufragista, que tuvo su origen en los EEUU y se constituyó a partir de la demanda del voto, como tal movimiento no cuestionaba formalmente el modelo social y económico de la época, sino que apostaba por conquistar el voto de las mujeres como instrumento en la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres. La esclavitud de las mujeres, como la esclavitud en general, no era soportable en una población que había contribuido a la revolución por la independencia nacional. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos inspira en 1848 la “Declaración se sentimientos de Séneca Falls”, que relaciona los abusos y usurpaciones a las que eran sometidas las mujeres, comenzando por la carencia del voto, pero basado en el sometimiento de la mujer al hombre y la falta de derechos y propiedad de la mujer. Wyoming fue el primer estado que aprobó el sufragio femenino, y el movimiento se extendió décadas después a Nueva Zelanda, Austria, Finlandia…

El movimiento socialista realiza una lenta incorporación a sus filas de las demandas de las mujeres, instaurando la fecha del 8 de marzo como fecha de la lucha internacional de las mujeres por la igualdad. La Primera Guerra Mundial, con la incorporación masiva de la mujer a trabajos hasta entonces monopolizados por los hombres, implica un cambio sustantivo. La emancipación femenina en el sentido de igualdad de derechos y de derecho al sufragio se incorpora al movimiento obrero en 1910, en la Segunda Conferencia Internacional de la Mujer Socialista reunida en Copenhague.

 La revolución rusa de Octubre de 1917 reconoce por primera vez en la historia la igualdad de hombres y mujeres. El fascismo y el nazismo significaron un grave retroceso histórico para la lucha de la mujer. El régimen de Hitler estableció el lema de las “tres K” (Kinder, Kirche, Küche) o “Niños, Iglesia, Cocina”, tratando se someter a la mujer a la maternidad, la religión y las tareas domésticas. El franquismo adoptó los mismos lemas contra la mujer con gran violencia contra los sectores de vanguardia de la mujer.

Fueron las Cortes Constituyentes de la Segunda República en España, no sin grandes resistencias, las que establecieron por primera vez el derecho al voto femenino. En España, el “Día de la Mujer” se celebró por vez primera el 8 de marzo de 1936. A partir de los años 70, con la incorporación masiva de la mujer al trabajo, se produce a escala internacional un amplio movimiento por la igualdad, que constituye en nuestros días una de las principales palancas de cambio social y político.

Combatiendo contra la situación de desigualdad generalizada de más de la mitad de la población, el movimiento feminista internacional cuestiona hasta sus mismas raíces el mismo sistema de producción, el capitalismo y el declive del capitalismo que supone el sistema imperialista mundial. La tendencia a la integración de los partidos y sindicatos de trabajadores al Estado, que es una tendencia general, sitúa a las cúpulas dirigentes en una adaptación parasitaria al sistema. Pretendiendo vivir del movimiento obrero y democrático adaptado a las exigencias del Estado, reniegan del triunfo de los objetivos que lo constituyó, lo que se traduce en un retroceso evidente del movimiento de emancipación social, que solo se renueva y airea en nuestros días con la incorporación del movimiento feminista por la igualdad. Esta situación ha generado todo tipo de resistencias a la movilización entre sectores de trabajadores, y aún de cuadros sindicales y políticos, que han recubierto sus posiciones de una capa de escepticismo que les impide incorporarse al movimiento feminista por la igualdad.

 Los partidarios del orden y la ley, de la explotación y la opresión del género humano concentran sus intereses en el control de las capas superiores de la clase trabajadora, y en los sectores más burocratizados y estatalizados, mientras escapan de su control movimientos como el de las mujeres, encabezado por las mujeres trabajadoras.

La violencia contra la mujer impulsa la exigencia internacional de protección, y mecanismos efectivos de acceso a la justicia, que toma formas diversas según los países. El sector más avanzado del movimiento feminista internacional demanda que el feminicidio se equipare a los crímenes de lesa humanidad, como delitos imprescriptibles, inindultables, inanmistiables, para que puedan ser perseguidos por el principio de jurisdicción universal sin importar el país donde se cometa el delito. Forma de acabar con la impunidad que rodea la violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer, y que afecta en particular a las mujeres pobres e inmigrantes.

El feminicidio, es decir, “el asesinato por el hecho de ser mujer”, reconocido por primera vez por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2009 a raíz del caso del “Campo Algodonero” en ciudad Juárez, declara que “el Estado es responsable por tolerancia estatal e impunidad en el asesinato de tres mujeres, dos de ellas menores de edad”. El movimiento feminista debe fortalecerse con esta consideración, y hacerlo como un hecho político y transformador capaz de revolucionar nuestra sociedad.

El movimiento por la igualdad, que tiene un contexto internacional, donde las experiencias de América Latina se han extendido a los EEUU y a Europa, debe ser aprovechado a fondo para convertirlas en una potente herramienta política por el socialismo y por la democracia en el movimiento obrero y la sociedad.

La internacionalización que supone la huelga y la movilización del 8 de marzo debe ser tomada como punto de apoyo y referencia de un movimiento imparable, que debe ser entendido como punto de la recreación del programa político de los partidarios de la independencia del movimiento obrero y democrático y de la nueva Internacional que reclaman los trabajadores y los pueblos por la victoria de sus demandas históricas.

 ¡Por la lucha internacional contra todas las formas de esclavitud, contra el sistema de apropiación privada de bienes y recursos públicos! ¡Por la transformación revolucionaria de las relaciones sociales y políticas! ¡Viva la Huelga General feminista del 8 de marzo!

  • March 7, 2019, 9:01 p.m.

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