Partido Socialista Libre Federación

Abolicionismo y Socialismo

Espacioindependiente nº 308, jueves 30 de mayo, 2019 http://elespacioindependiente.wordpress.com/:f:info.espacio.independiente

 

Abolicionismo y Socialismo

El contenido de clase de las principales reivindicaciones

 

Los movimientos abolicionistas buscan la anulación de leyes y costumbres que se consideran atentatorios a determinados principios morales, políticos y sociales. El abolicionismo surgió principalmente como movimiento contra la práctica de la esclavitud, movimiento internacional que en nuestro país participó en la Revolución de 1868 (“La Gloriosa”) destronando a Isabel II para proclamar la Primera República. También el abolicionismo se extendió en la lucha contra la prostitución en Inglaterra y los EEUU.

En los EEUU, el movimiento abolicionista de la esclavitud, que tuvo su origen el siglo XVIII, cruzó la Guerra de Secesión, donde los estados del norte abolieron la esclavitud mientras que los del sur se aferraban a ella. La libertad de los esclavos tuvo efecto al final de la guerra civil (1865). El movimiento abolicionista de la esclavitud antecedió y se prolongó con el movimiento por los derechos civiles.

En los EEUU, América Latina y en África, la abolición de la esclavitud estuvo ligada a las revoluciones por la independencia nacional frente a los imperios mundiales. La Revolución Francesa y la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano abolió la esclavitud en 1794.

El movimiento de los trabajadores por el socialismo se expresó, desde sus primeros momentos, en la lucha contra todas las formas de explotación y opresión: contra la opresión de un pueblo sobre otro, contra la doble opresión de la mujer y contra la opresión racial y de la esclavitud. El capitalismo como sistema impulsó siempre, para pervivir, la división entre explotados y oprimidos.  La división de la sociedad en clases es la que crea las bases de la discriminación y sometimiento de la mujer a la propiedad privada, al patriarcado y al Estado.

La lucha por los derechos de la mujer constituye en nuestros días uno de los principales movimientos sociales:  por la abolición de toda forma de discriminación, por el derecho al aborto y al divorcio, contra la violencia de género …, que adquiere también formas de exigencia de abolición de la prostitución y de los vientres de alquiler.

La doble opresión que sufre la mujer trabajadora hace referencia a su pertenencia a la clase explotada y oprimida por el capital, es decir, como miembro de la clase trabajadora, y también por su condición de mujer. Abordar el movimiento feminista en positivo exige no confundir las formas y contenidos del mismo. El feminismo no clasista presenta el movimiento como un conflicto exclusivo entre hombres y mujeres, abandonando el punto de vista de clase, de la clase trabajadora. Poniendo los conflictos entre hombre y mujer en primer plano, se obvia la división social entre clases, y la consiguiente lucha de clases por el poder del Estado, para poder acabar con toda forma de explotación y opresión. La historia del movimiento feminista pone de relieve que en lo fundamental no se trata de un movimiento transversal, cómo ahora se viene a decir por el populismo de casi todos los movimientos sociales, sino de un movimiento que, exigiendo en primer plano medidas abolicionistas por la igualdad jurídica entre mujeres y hombres, les confiere un contenido de clase según sus estrategias y objetivos a perseguir.

La lucha por los derechos de la mujer en la Revolución Francesa, por el feminismo, expresó su adhesión a diferentes posicionamientos: desde el apoyo a los Girondinos, la corriente más pro burguesa que exigía derechos para la mujer, pero que promovía un acuerdo para establecer la monarquía constitucional, hasta las agitadoras de París que, como capa más oprimida, encabezaron las movilizaciones por el pan, requisando carros de trigo para llevarlos hasta la sede del Ayuntamiento. Mujeres, que fueron vanguardia de la movilización revolucionaria, formando parte del movimiento político jacobino. Las mujeres y colectivos que denunciaron la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano por dejarlas al margen de los derechos proclamados, fueron una fuerza revolucionaria de primera línea en las reivindicaciones sociales y, decenas de años después, lo pusieron de relieve en las barricadas de la Comuna.

La experiencia de la diferenciación de clase no fue menor entre las sufragistas en Gran Bretaña. Mientras que las de extracción rica se centraron exclusivamente en la demanda del derecho al voto, las de origen obrero combinaron esta demanda con la lucha por las reivindicaciones económicas, sociales y políticas. La Primera Guerra Mundial volvió a dividir a las sufragistas, entre partidarias de su burguesía en la guerra y quienes, por el contrario, se opusieron a la guerra. En los EEUU las sufragistas más avanzadas, por su parte, se unieron a la lucha por la abolición de la esclavitud.

La lucha contra el Patriarcado, que es un punto de partida, no es un problema particular, sino estructural, como lo es la explotación y la opresión del sistema capitalista. La lucha contra la brecha salarial y de las pensiones, la pobreza y la precariedad, ponen de manifiesto la tendencia a la creciente feminización de la fuerza de trabajo, y que se constituye en la referencia inmediata de la lucha clasista de la mujer por la igualdad en todos los terrenos.

El hecho de que el movimiento feminista se desarrolle en lo fundamental fuera de las filas de los sindicatos y partidos oficiales, que en su origen estuvieron vinculados a la emancipación de los trabajadores, lo que pone de manifiesto es la degeneración de los partidos y sindicatos que han abandonado las principales reivindicaciones y han abrazado la razón de Estado. La historia de la lucha de clases es también la historia de la lucha de las mujeres contra toda discriminación y desigualdad patriarcal y contra todas las formas de opresión y explotación.

 

Las grandes movilizaciones del Día Internacional de las Mujeres, y las huelgas desarrolladas en diversos países, ponen de manifiesto que, por la igualdad de derechos, se lucha contra las consecuencias de la crisis capitalista y los planes de contrarreforma. Señalando la lucha combinada contra la explotación y la opresión, que es el punto de vista del feminismo de la clase obrera.

 

La tradición socialista clasista nos anima a combinar la lucha por el feminismo, por la igualdad con el hombre, con todas las demandas sociales, sindicales y políticas tendentes a acabar con toda opresión y explotación.

  • May 30, 2019, 12:16 p.m.

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